«Matanzas: pueblo laborioso» así reza el cartel que se encuentra a la entrada de esta localidad cubana, también conocida como «La Atenas de Cuba» por su gran desarrollo literario y cultural en tiempos.
San Carlos y San Severino de Matanzas, más conocida como Matanzas se encuentra a una hora de Varadero y a hora y media de La Habana, en coche y por Vía Blanca, una autopista similar a las nuestras, con peaje y todo. Así que si no fuese porque nos quedaba de camino, no la hubiésemos incluido en nuestra ruta.
La industrial Matanzas poco tiene que ver: lo primero que hicimos fue acercarnos al centro donde se encuentra el Parque de la Libertad, y en el medio, la imagen más repetida de Cuba, el monumento a José Martí.

En las inmediaciones del parque se encuentra, en la calle Milanés o calle 83, el Museo Farmacéutico, en el que no entramos.
Para bajar a la zona de los puentes, pasamos por la Catedral de San Carlos Borromeo.

La Plaza de la Vigía es de las principales de la ciudad por dos motivos:
- Se encuentra situada en el lugar donde fue fundada la localidad, a orillas del río San Juan, y debe su nombre a un fuerte allí situado, para protegerla de ataques piratas.
- En ella se encuentran los edificios más importantes: Ediciones Vigía, el Teatro Sauto y el Cuartel de los Bomberos.
No sé si será algo exagerado, pero a Matanzas también la llaman «La Venecia de Cuba«, por aquello de los numerosos puentes que la atraviesan para sortear los tres ríos que desembocan en su bahía: el San Juan, el Yumurí y el Canímar, éste ya más alejado del centro.
El puente más céntrico y emblemático de Matanzas es el Calixto García, que une la Plaza Vigía con el Barrio Nuevo y que fue construido como solución a las frecuentes inundaciones que sufría la ciudad.
Otro también muy peculiar es el Puente Giratorio, también sobre el río San Juan.


La recepcionista del hotel de Varadero, nos había recomendado subir a la Ermita de Monserrate y contemplar desde allí las vistas de la ciudad. Para ello tendremos que subir a las alturas de Simpson, una zona que también le ha dado nombre a un baile cubano llamado «danzón», por ser éste un lugar famoso por sus verbenas. Aquí la sociedad catalana de Matanzas inauguró el día 8 de diciembre de 1875 esta ermita intentando imitar la original de Barcelona.

A su alrededor cuatro figuras representan las cuatro provincias catalanas.
Desde lo alto se divisa por un lado la bahía de Matanzas y hacia el otro, el precioso y verde Valle del Yumurí.


Y bien, esto es todo lo que ha dado tiempo a visitar en una breve parada en esta ciudad, así que sigamos, que aún queda mucha carretera para llegar a Viñales…