De las listas de pueblos más bonitos de España es raro que no haya alguno de Asturias, ¡qué vamos a decir nosotros de nuestros primos! (por aquello de “gallegos y asturianos, primos hermanos”). Así que es un lugar ideal para una escapada cortita de 3 días completos.
Nos centramos en la comarca de Asturias Oriental, y para visitar esta zona elegimos la localidad de Arriondas como “campamento base”. Así que aprovechando una caja de Dakotabox que incluía 2 noches con desayuno y 2 cenas, reservamos en la casa rural “El buho de la remolina” en la aldea de Bode, a 2 kms de Arriondas.
La casa regular: a ver, a nosotros nos entraba en la caja, pero de reservar por libre probablemente no nos hubiésemos decantado por ese alojamiento. Quizá algo cara para lo que oferta: 60 euros/noche, habitación bonita y acogedora pero sin t.v ni wifi y algo fría…, desayuno poco variado y servido tarde, en mi opinión a partir de las 9:00h lo es…
El primer día al llegar al comedor encontramos un grupo desayunando en una mesa grande, nosotros nos sentamos en una redonda y nos indicaron que cogiésemos lo que necesitáramos de la mesa donde estaban los otros huéspedes… Nos pareció un poco violento ir a mesa ajena a buscar mermelada…, pero tiene su aquel: en los días siguientes pudimos comprobar que la idea es que todos los huéspedes se sienten en la misma mesa y puedan conocerse y charlar, como pasó en las cenas y desayunos posteriores. Se creó muy buen ambiente y eso nos encantó.
DÍA 1
Comenzamos el día visitando Cangas de Onís, una pequeña localidad cuyo emblema es el «puentón», al que le llaman «romano» pero su construcción es de la alta edad media, aunque asentado sobre un romano que fue testigo del levantamiento de Pelayo contra los musulmanes. En el centro lleva la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias.

Tras la batalla de Covadonga, Don Pelayo estableció su corte en Cangas de Onís como primera capital de Asturias, de ahí que en el escudo de la localidad se encuentre la inscripción : MÍNIMA URBIUM, MAXIMA SEDIUM.
Alrededor de la plaza de la iglesia de la Asunción y del Palacio Pintu, tiene lugar todos los domingos a la mañana, el mercado de quesos, y por extensión, de ropa y demás…, y allí enredamos un poco.
Otro punto de interés es «El Altar de la Victoria» capilla y dolmen de la Santa Cruz: Favila, hijo de D.Pelayo (rey de los astures tras la victoria de Covadonga), mandó construir una iglesia dedicada a la Santa Cruz, para dar culto a la que había utilizado su padre en la batalla, conocida como la Cruz de la Victoria. Para su construcción eligió un montículo vinculado al culto precristiano. Éste se trataba de un tumulo artificial que cubría un dolmen.

Tras dar una vuelta por el pueblo, llegamos a una oficina de información del Parque Nacional de los Picos de Europa, donde preguntamos por la ruta del Cares, para hacerla al día siguiente, así como por la subida a los Lagos de Covadonga. Nos informó que en ese momento la carretera a los lagos estaba cortada por exceso de afluencia turística, así que decidimos comer prontito y probar suerte al mediodía.

Comimos un cachopo, típico plato asturiano, en el centro del pueblo.
Sobre las 14:00h nos pusimos en carretera y al llegar a la rotonda de Covadonga tomamos dirección a los lagos sin problema. La carretera está bien asfaltada pero es sinuosa y estrechita, hay tramos en los que apenas pasan dos coches a la vez y uno tiene que parar para que continúe el otro.


Cuando hay mucho tránsito o las circunstancias meteorológicas son adversas, cortan la carretera y sólo se puede subir en las furgonetas turísticas.

Así la carretera, los 12 kms de recorrido pueden llevarte media hora tranquilamente, si no es más, porque merece la pena ir parando en los miradores que te irás encontrando.
Y por fin llegamos bordeando el lago Enol. Hay una explanada habilitada como párking, y allí dejamos el coche. También hay baños públicos y restaurante. Podremos hacer varias rutas a pie. Para más información sobre los lagos, pichad aquí en su web.
Nosotros nos decantamos por una cortita, la de las minas de Benferrera, de aproximadamente una hora a pie.
Primero llegaremos a las orillas del Lago Ercina.

Y posteriormente, habrá que subir hasta un mirador en el que podremos divisar ambos: Ercina y Enol. Hay un tercer lago más pequeño, el Bricial, pero como es consecuencia del deshielo, en determinadas épocas del año no lo podremos ver…



Al bajar visitamos el santuario de Covadonga. Para información sobre éste os dejo enlace aquí.
La imagen de la basílica ya impresiona a lo lejos. En la misma plaza no podía faltar una estatua a D.Pelayo, rey de los astures por salir vencedor de la batalla de Covadonga…

Frente a la basílica está la cueva donde supuestamente tuvo su aparición la Santina.
Tras atravesar la cueva llegaremos a una pequeña ermita insertada en la roca donde podemos ver la imagen de la «santina».
El día no ha dado para más, pues a las 19:00h ya oscurece a principios de noviembre…,
Así que vamos de vuelta a la casa rural donde cenaremos ensalada, cachopo y tarta casera. Mañana toca madrugar.
DÍA 2
¡pí,pí,pí! Suena el despertador a las 7:00h. El plan es hacer la ruta del Cares. De Poncebos a Caín, y viceversa 12 kms de ida y otros tantos de vuelta. Generalmente se llevan dos coches. Uno se deja en uno de los pueblos (en Caín o en Poncebos), se va en el otro coche al otro, y se comienza la caminata para que, al acabar, ya no sea necesario volver andando. Otros tiran de taxi, hemos encontrado anuncios de taxistas al inicio de la ruta. Para más información pinchad aquí.
De Arriondas a Poncebos casi nos llevó una hora conduciendo. No paramos a desayunar en la casa rural porque nos aconsejaron llegar pronto, pues luego no hay donde aparcar el coche. Hay un “párking” no muy grande, pero al llegar tan temprano incluso pudimos dejarlo cerca de la central eléctrica.

Nuestro intento sólo se quedó en eso. La chica de la oficina de información de Cangas de Onís nos había asegurado que el trayecto era accesible, y que incluso había quien metía un carrito de bebé…, ni de broma…, al ver el sendero tan estrecho y pedregoso desistimos. Ya sé que no es para tanto, pero no estábamos en condiciones físicas.
Cambio de planes ¿qué tal subir a Bulnes? Hay un funicular desde Poncebos que te sube en 10 minutos. Caro no, lo siguiente, una ida y vuelta para dos poco le faltó para 50€. Hay quien sube y baja andando, o bien sólo hace la subida en el funicular. Pero repito, no estábamos en condiciones físicas. Para comprar billetes u otra información, pinchad aquí.
El funicular te deja en Bulnes de Abajo. La verdad es que tiene mucho encanto, es chiquitito pero tiene las casitas muy bien cuidadas. Sus habitantes se cuentan con los dedos de las manos, sí hablaban de 8 más o menos. Seguro que son los dueños de los tres bares.
Unos 500 metros más arriba esta Bulnes de Arriba, más pequeño aún que el anterior.
Allí nos sentamos en un bar a contemplar las hermosas vistas desde el balcón junto a una tabla de quesos asturianos regados con una botella de sidra.
De vuelta, subimos desde Bulnes de Abajo al Mirador del Naranjo.
A las 14:00h tomamos el funicular para Poncebos y de ahí carretera a Llanes, un pueblo costero con mucho encanto, que ha servido de escenario de ficción, de hecho, se puede hacer un recorrido cinematográfico por los distintos lugares que han salido en películas y series.

Aparcamos cerca de la playa del Sablón.

Desde ella se puede subir al Paseo de San Pedro, un manto verde en lo alto de un acantilado con vistas al Cantábrico cuyo entorno hace que desconectes del mundo.
Nos adentramos en el pueblo por una puerta de la muralla y nos topamos con una plaza y en ella la Basílica menor de Santa María de la Asunción o del “Conceyu”, de las pocos ejemplos del gótico en Asturias. Cerca también temenos la torre medieval, en cuyo interior se encuentra la oficina de turismo.


Callejeamos y nos topamos con la capilla de la Magdalena.

Y con la de Santa Ana, enclavada en la plaza que lleva su mismo nombre
Y casi sin querer llegamos al puerto deportivo.
Despues del agradable paseo nos dirigimos a ver “Los cubos de la memoria”, una obra de Agustín Ibarrola sobre los bloques de hormigón que conforman la escollera del puerto. La niebla nos impidió disfrutar del colorido de la obra, pues ya no veíamos más de un palmo de lo que teníamos enfrente.
Ya se estropeó el día, así que declinamos visitar los Bufones de Pría y la playa del Gulpiyuri, y nos fuimos directamente a Ribadesella.
Poco pudimos ver este día, tan sólo contemplar las casas de indianos que se encuentran a lo largo del paseo marítimo de Santa Marina.
Gracias al impulso de los Marqueses de Argüelles, Ribadesella llegó a ser, a principios del siglo XX, estación balnearia y de recreo, convirtiéndose en destino veraniego de emigrantes retornados, mayormente asturianos que habían hecho fortuna en las Américas. Ya nos parecía a nosotros que estas casas se parecían mucho a las que habíamos visto este verano en Cuba, sobre todo en Cienfuegos, la ciudad de las cúpulas… Y es así como importaron este modelo arquitectónico tan singular… Ribadesella fue convertida en un lugar atractivo para la alta sociedad de la época, teniendo como visitantes ilustres a Alfonso III, Primo de Rivera y el Presidente de Cuba Mario García Menocal , entre otros.
Por el interior del casco histórico poco pudimos ver con la niebla…
DÍA 3
Hoy es el último día para todas las parejas que nos hemos hospedado en El buho de la remolina, así que desayunamos juntos y nos despedimos. Aunque coincidimos de nuevo con los de Palencia en el Mirador del Fito (o Fitu, que dicen los locales), a 11 kms de Arriondas. Un punto desde el que se divisa la Sierra del Sueve, Parque Natural de Ponga, los Picos de Europa y el mar Cantábrico bañando Colunga, Rib adesella, Caravia, Villaviciosa…
Ayer nos quedó mal sabor de boca por no poder ver Ribadesella como es debido por culpa de la niebla, así que volvimos de nuevo. Hoy hace en día espléndido y podemos verla en toda su plenitud. Para subir a la Ermita de la Guía tomamos camino por el Paseo de la Grúa, donde hay un área temática sobre personajes de la mitología asturiana, e historia de la localidad con dibujos de Mingote.
Ya en lo alto del monte Corberu, la Ermita de la Guía constituye un ideal lugar de observación, y antaño, de defensa de la ría, siendo el río Sella el protagonista que divide en dos al pueblo formando al tiempo un curioso estuario. Y es que si por algo es conocido Ribadesella es por el descenso internacional del Sella , que tiene lugar cada primer sábado de agosto.

Ya abajo callejeamos por el casco urbano, conjunto histórico artístico lleno de calles estrechas y casas coloridas con escudos nobiliarios en sus fachadas. Llegamos a la plaza donde se encuentra la iglesia de Santa María Magdalena e hicimos unas compras de productos típicos de la zona: sidra, quesos… Sería interesante ver también a las afueras las cuevas de Tito Bustillo, pero las dejamos para otra ocasión
Y rumbo a El Entrego, para visitar el MUMI, museo de la minería e industria de Asturias. Pero eso sí, no sin antes probar una fabada asturiana. Nos costó trabajo encontrar un sitio donde comer, pero dimos en el clavo, Sidrería El Restallu, menú a 16€/persona compuesto de: entrante de gambón a la gabardina, de 1º fabes con jabalí (a reventar…), de 2º pescado o lechazo, postre casero y café, dos botellas de sidra. Todo riquísimo ¿no está mal?

A las 16:00h abre el MUMI, así que compramos las entradas (7€ persona). Aquí haremos un recorrido por las antiguas tecnologías mineras y la edad del vapor e industrializacion de Asturias.
También hay secciones dedicadas a mineralogía y laboratorio de explosivos, a la enfermería minera, brigada de salvamento, lampistería (colección de lámparas) y casa de aseo.
Buena falta harán dos horas, pues la visita guiada a la recreación de una mina llevará casi una hora.
Cuando se reunen un número de visitantes, se convoca por megafonía que se junten frente al ascensor («jaula» en el argot minero) para iniciar la visita. Comenzamos el descenso simulando el descenso a 800 metros bajo tierra. Allí tendremos la oportunidad de montarnos en las vagonetas de los mineros, descender a pie por los pasadizos…, muy logrado y muy instructivo.
Para acabar nuestra escapada hicimos una visita rápida a Oviedo. Una ciudad cuyo casco histórico es pequeño y fácil de recorrer, al que le dedicamos una hora aproximadamente.
Nuestra visita comienza por el teatro Campoamor, conocido por la entrega anual de los premios “Princesa de Asturias”.

Paseamos hasta la Catedral, en la misma plaza se encuentra la estatua de “La Regenta”, el famoso libro de Leopoldo Alas «Clarín», ambientado en Oviedo, Vetusta en la ficción.
Y es que Oviedo es la ciudad de las estatuas, las hay por todas partes. Entre ellas la de Woody Allen, que parece ser que quedó prendado de la ciudad.
Sin querer encontramos la preciosa basílica de San Juan El Real.

Y tras tomar algo en la animada calle Gascona llena de sidrerías, tomamos ya rumbo a Galicia. Nos vamos satisfechos porque Asturias nunca defrauda…
fenómeno, sois unos artistas¡¡¡
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Gracias!
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