No sé si es exagerado decir que las Minas de Sal de Wieliczka merecerían estar entre las 7 maravillas modernas del mundo, o por lo menos haber quedado entre las 75 semifinalistas… Y es que a nosotros nos han impresionado enormemente, convirtiéndose en un imprescindible a recomendar en tu estancia en Cracovia. La “Petra de sal”, como yo le llamo, fue distinguida por la Unesco en 1978 como monumento del Patrimonio Mundial de Cultura y Naturaleza, y en 1994 reconocida como Monumento Nacional de Polonia.
Inicialmente nuestro único propósito era ver Auschwitz, pero un día hablando con un conocido, éste insistió en que no dejásemos de visitar las Minas de Sal, y ¡¡qué razón tenía!! Así que, como sólo teníamos 2 días completos en Cracovia, para aprovecharlos al máximo optamos por contratar visitas organizadas tanto a las Minas de Sal como a Auschwitz, que de no ser por la falta de tiempo probablemente hubiésemos hecho a nuestro aire, o no… Llegados aquí conviene preguntarnos…
Minas de Sal de Wieliczka: visita organizada o por libre ¿Qué es mejor?
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Por libre:
- Cómo ir desde Cracovia a Wieliczka: ambas poblaciones están cerca, a 17 kms aproximadamente. Hay varias opciones: en tren, autobús o minibús. De las tres la mejor opción es el tren. Desde la estación central de Cracovia (Krakow Glowny) a Wieliczka Rynek Kopalnia hay trenes aproximadamente cada media hora y su precio son 3,5 PLN (0,81 céntimos de euro al cambio). La estación de Wieliczka queda a 5 minutos andando de las Minas de Sal. Consulta página trenes cercanía de Polonia. Por cierto, no se puede hacer reserva online de billetes, se tienen que comprar “in situ”.
- Compra anticipada entrada a las Minas de Sal de Wieliczka: En primer lugar habrá que distinguir entre “itinerario turístico” e “itinerario minero”. Generalmente el turístico es el más popular, y en este caso incluye la visita al Museo de las Salinas. Precio entrada individual con visita guiada en idioma extranjero 89 PNL, (20,68 euros al cambio). Hay que tener en cuenta el horario de visitas en español, pues sólo hay dos al día. Para más información: web oficial de las Minas de Sal.
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Visita organizada con Civitatis
Hay dos salidas al día: a las 9:15h y 15:30h. El punto de encuentro es la Plaza Matejko 2, muy cerca de la Barbacana de Cracovia. Se organizan los grupos y te asignan guía. Viaje en el autocar (una media hora aproximadamente). La visita quizá es algo más corta que si vas por libre, pues no incluye el Museo de las Salinas. El precio es el doble que en el caso anterior, pero también te ofrece dos extras con la visita: una comida y un “pub tour” nocturno por Cracovia. Éstos no se pueden gastar antes de hacer la visita.
- La comida: en el “Beer House” (Floriańska 43). Tienes que pagar la bebida a parte, te lo ponen como condición, aunque aún así compensa. Este fue nuestro menú: inicialmente refresco y trocito de fruta, plato de sopa, y un segundo (pasta o croqueta gigante con patatas y ensalada).
- “Pub tour“: comienza en el mismo bar-restaurante “Beer House” a las 23:00h y te llevan en grupo a tomar una consumición por 4 locales de la ciudad. La verdad, es que preferimos ir a nuestra bola, así que pasamos y ésta no la aprovechamos.
- La comida: en el “Beer House” (Floriańska 43). Tienes que pagar la bebida a parte, te lo ponen como condición, aunque aún así compensa. Este fue nuestro menú: inicialmente refresco y trocito de fruta, plato de sopa, y un segundo (pasta o croqueta gigante con patatas y ensalada).
Sabido esto, ustedes decidan… Decir que a nosotros, en el verano 2017 nos salió la visita a 35 euros cada uno y sólo incluía un extra a elegir (comida o “pub tour”) con cada excursión. El segundo día en Cracovia aprovechamos la comida de la excursión de Minas de Sal que hicimos el primer día, y si hubiese un tercer día aprovecharíamos la comida de la visita a Auschwitz y nos saldría rentable, ya que la ruta de los pubs no nos resultaba muy atractiva…
Pues bien, explicado con detalle lo anterior nos disponemos a salir, y optamos por la visita que comienza a las 15.30h. Declinamos la de las 9:15h pues llegamos a Cracovia a las 7:00h después de un largo viaje en tren desde Praga.
Por cierto, llevad una chaquetita, en las Minas la temperatura oscila entre 14º y 16º pues el estado de conservación de las estatuas de sal así lo requiere. También calzado cómodo, hay que bajar escaleras… Y no pocas…

Comenzamos la visita con nuestro guía “Stan” (suponemos que diminutivo de Stanislaw ¿?), un chico rubio muy agradable, que hablaba un español muy fluido, y que hizo que el recorrido fuese muy ameno. Lo primero, bajar 380 escalones de golpe, lo que se traduce en unos 125 metros de profundidad… La mina consta de 9 niveles, de los cuales sólo los 3 primeros son visitables…
Comenzamos la visita en la Cámara Úrsula, donde “Stan” comenzará a explicarnos un poco sobre el proceso de extracción de la sal:
Wieliczka es una población de alrededor de 20.000 habitantes cuyo desarrollo ha girado entorno a la explotación de estas minas, iniciándose entre los siglos XI y XIII, hasta casi nuestros días, 2006, antes de ayer como quien dice… Antiguamente la sal era considerada algo tan valioso equivalente a lo que hoy sería el petróleo, así que las minas supusieron uno de los recursos económicos más importantes del país.
Los canalones de madera servían para conducir las fugas de agua subterráneas a unas tinas de madera, de ahí el agua se transportaba a unos recipientes en el fondo del pozo y después a la superficie.
Para bombear el agua salada, transportarla a los niveles más altos y almacenarla en depósitos en el fondo del pozo, se utilizaba el dispositivo llamado “Paternóster”.

La sal se transportaba en barriles por medio de otro artilugio de extracción llamado “cruz de mano”.

Los “portadores” eran mineros que sacaban la sal de la mina en costales llevados sobre los hombros o en cubas de madera. Otro grupo eran los “aguadores” quienes sacaban el agua en vasijas de madera.
En la Galería Sielec podremos ver como ya se utilizaban caballos para transportar la sal por las galerías, estamos hablando ya del siglo XVI… Una vez entraban los caballos en la mina, ya nunca más saldrían de ésta…

Ascendemos para ir viendo las maravillas talladas en sal, por ejemplo, la Cámara Copérnico donde se encuentra la estatua del astrónomo polaco.

En la Cámara Janowice se encuentra representada “La Gran Leyenda“. Ésta cuenta que la princesa Kinga, hija del Rey Bela IV de Hungría, recibió en dote al contraer matrimonio con el príncipe polaco Boleslaw el Púdico, una de las minas de sal en Marmarosz (Rumanía) y en ésta tiró la princesa su anillo de compromiso. Al pasar el séquito real camino a Cracovia, la princesa mandó parar en Wieliczka y excavar allí un pozo. En lugar de agua, encontraron sal y en el primer bloque excavado milagrosamente refulgió el anillo de Kinga. Desde entonces, Santa Kinga se convertiría en la patrona de los mineros.

En la Cámara Quemada, las estatuas representan a los mineros “penitentes” quemando el metano.

Pasamos a la Cámara Casimiro el Magno, el que aparece en los billetes de 20 PNL, donde está representado un busto del rey que, allá por 1368, hizo recopilar los fueros de los mineros de Wieliczka: introdujo mejoras laborales, permitió a los mineros rezar en las minas y que los puestos de trabajo fuesen hereditarios de padres a hijos…, de ahí que sea tan venerado.

Al llegar a Cracovia enseguida nos dimos cuenta que el pueblo polaco es fervientemente religioso, pues tienen por costumbre persignarse al pasar delante de una iglesia, aunque vayan en bici… “Stan” nos contó que existe una fórmula de saludo en polaco utilizada sólo por curas y mineros, y que traducida al español viene a ser algo así como “Dios te guarde”. Y es que la constante amenaza en el duro trabajo, hacía que los mineros que se encomendasen a Dios rezando antes de iniciar la jornada, de ahí la construcción de distintas capillas subterráneas ¿un ejemplo? Capilla de Santa Cruz o la Capilla de San Juan.
En 1697 tuvo lugar un incendio en el que se quemó una capilla, así que a partir de ahí se prohibió equiparlas con elementos inflamables: no más velas ni madera. Y de ahí surge el origen de la tradición de erigir esculturas en sal, perdurando hasta nuestros días.
Además de los santos, también existían personajes mitológicos, tales como unos pequeños enanos que, según se cuenta, ayudaban a los laboriosos mineros en su faena.

Al escuchar un ¡¡¡oohh!!! de los primeros miembros del grupo, vaticinamos que una obra majestuosa se presentaría ante nosotros. Boquiabierto deja a cualquiera la Capilla dedicada a Santa Kinga.

Cámaras de fotos preparadas para retratar tan bello templo pero… Oh! Una señora sentada junto antes de la escalera que desciende hacia el santuario, se dispone a cobrar a quien desee retratarla. Así que por 10 PNL (2,31 euros) te pone una pegatina que te autoriza para hacer fotos. Entre nosotros, yo creo que si no compras la pegatina y haces fotos igualmente, a lo mejor ni se dan cuenta con la cantidad de gente que hay…, pero por si acaso…

Ni que decir tiene que la Capilla de Sta. Kinga es la obra maestra por excelencia de las minas de sal, alrededor de 70 años costó construirla, iniciándose en 1896 hasta rematar en 1963.

De frente encontraremos el altar principal con la estatua de Sta. Kinga.

A ambos lados hay talladas en la pared distintas representaciones y pasajes religiosos: “Las bodas de Canaa“, “La huida a Egipto” de San José y la Virgen, altar del Corazón de Jesús, “El Cristo Crucificado” (obra distinguida en la Exposición de París en 1900), Sta Bárbara, “La Sentencia de Herodes” y “La degollación de los Santos Inocentes“, “La Última Cena” y el “Belén Navideño” entre otros…




No podía faltar una escultura del Papa Juan Pablo II, natural de Cracovia, y a quien quisieron honrar los mineros de Wieliczka esculpiendo su efigie en sal con motivo de la canonización de Santa Kinga por el pontifice. Esto se llevó a cabo en 1999, durante casi 6 meses y por las noches, para no estorbar a los turistas que visitaban la mina.

Posteriormente entraremos en la Cámara de Erazm Barącz, director de la mina entre los años 1917-1918. El lago y las construcciones en madera ensalzan la belleza de ésta, que fue explotada entre 1846 y 1866.

A continuación vendrán las Cámaras Michalowice (imitando el estilo gótico) , y la Drozdowice. Ésta última excavada entre los siglos XVII y XVIII y en la que se encuentra una escultura de dos carpinteros de minas.


La bella Cámara Weimar de 10.000 m3 y con lago, es una de las muchas que recuerdan el impresionante trabajo de los mineros durante siglos. Otra similar es la llamada Jósef Pilsudski, llamada así en honor al Presidente polaco entre 1918 a 1922. Ésta se compone de dos espacios, excavados en dos bloques de sal unidos por un lago.

¿Os acordáis de los enanos? Sí, esos seres mitológicos que se creía que ayudaban a los mineros en su labor. Pues aquí tenemos otro personaje: “El Tesorero” o “Guardián del Tesoro“, figura que vela por la seguridad de los mineros previniéndoles de las catástrofes.

La visita guiada termina en la Cámara Staszic, de impresionantes dimensiones, 36 metros de alto nada menos, en la que se encuentra la tienda de la mina en la que, como no, no podía faltar nuestra compra del libro de las minas.
Nos despistamos un poco del grupo y llegamos a un restaurante (Cámara Budryk) y a la Cámara Warszawa (Varsovia), dedicada a diversos eventos culturales y públicos.

Y esto es todo amigos, pero no os preocupéis que no vamos a subir a pie. Si al inicio bajamos casi 380 escalones de golpe, ahora estaremos bastante más abajo, pues ya hemos llegado al tercer nivel, a 135 m de profundidad. Aquí la mina dispone de unos ascensores por los que iremos subiendo en pequeños grupos. Y de aquí de vuelta a Cracovia.
